Intrépido, insaciable y sujetivo

Así es el ser humano, en su afán de grandeza, es capaz de crear palacios, de destruir montañas, de causar tempestades, y una de las más fuertes en él, es la que lleva en su interio, esa fuerza inherente a su naturaleza. El saberse un ser desprotegido ante magnitudes mucho mayores, tiembla como cachorro asustado, pero golpea con la enegía de un trueno. Es la más tierna de las criaturas, y el más creativo de los personajes de este mundo.



Conozcamos un poco más los fantasmas internos que lo hacen rey y mendigo, que lo vuelven tirano y el más dulce de los seres.



3 de mayo de 2011

Olvera López David

“Atipyques”
  
Prefacio.
La finalidad de la vida es el desenvolvimiento de la personalidad. Realizar nuestro propio ser a perfección es para lo que estamos aquí. Los hombres tienen hoy miedo de sí mismos, han olvidado el más elevado de todos los deberes, el deber para consigo mismos. Naturalmente son caritativos. Alimentan al pobre y visten el andrajoso pero sus almas están hambrientas y van desnudas.
Oscar Wilde. “El Retrato de Dorian Gray”

I
Eran las cuatro de la tarde y el clima se sentía templado, sin duda una bella tarde de otoño, el viento meneaba los dos árboles del patio trasero que parecían bailar al ritmo de una música demasiado sublime como para poder ser escuchada por cualquier persona, porque para cualquier persona esto hubiese parecido común, pero para Manuel no, de verdad él disfrutaba ver aquellos  arboles bailar, pero aun mas escuchar aquella extraña música.

II
Su madre ya había ordenado que se retirara de la ventana repetidas veces, pero él fingía no escuchar. Decidió abandonar su sitio cuando notó molestia en su tono de voz, sin embargo sus sentidos fueron cautivados por una pequeña ardilla que salió de uno de los árboles y que jugueteaba corriendo entre las ramas de este, así que se quedó sentado frente a la ventana apreciando a tan curioso ser.

La tarde avanzó y Manuel se quedó dormido en el banco azul que en las últimas semanas había escogido para estar cómodo en el lugar que había elegido como refugio de los regaños y reprimendas de sus padres. Aquella ventana le permitía relajarse, adentrarse en sus sueños más profundos y reflexionar sobre sí. Unos golpeteos causados sobre el cristal de la ventana ocasionaron que Manuel saliera de su sueño: Esta vez él montaba un caballo con cuernos de toro sobre un terreno borrascoso y lleno de múltiples precipicios, él usaba una chaqueta negra de cuero con aspecto rectangular, una capa roja, pantalón negro con aplicaciones de cadenas a los costados acompañado por unas botas negro alquitrán y una máscara de tela gris oscuro tipo tapabocas  que cubría la parte inferior de su rostro dejando visible únicamente sus ojos. Cuando abandonó su estado de inconsciencia miro hacia afuera para percatarse que una fuerte lluvia caía ocasionando grandes charcos en el patio, observó fijamente y vio el cuerpo flotante de la pequeña ardilla sobre una gran masa de agua acumulada en lo que según su padre seria el hueco perfecto para un rosal, claro, el proyecto se había quedado varado como casi todo lo que hacía su padre.

Manuel moría de ganas por salir y resguardar el cadáver de aquel animal, pero sabía que si salía probablemente su madre se enojaría y lo acusaría con su padre. No estaba en una buena situación como para causar otra disputa. El último año no había sido bueno para él, entre las malas calificaciones, peleas con sus maestros y su supuesta falta de socialización ocasionaban en sus padres una inestabilidad emocional. Así que prefirió no arriesgarse y mejor  decidió ir a la cama.  

Esa noche monto el caballo nuevamente pero ahora su piel estaba manchada por un liquido viscoso y negro como el petróleo, ya era de noche y la lluvia precipito, el agua no retiro el liquido se su piel, al contrario este se endureció para después formar parte de su piel.


III
A la mañana siguiente se levantó muy temprano, tomó una caja de zapatos que estaba debajo de su cama, sacó todas las figuras de acción que estaban dentro, “hace años que no veía estos juguetes” pensó. Tomo dos de sus mascadas y corrió hacia el patio trasero, cuando llego ahí ya casi todo estaba seco, a excepción del hueco del rosal que contenía al cadáver de la ardilla. Manuel la recogió y la secó con su mascada, mientras se preguntaba si el  pequeño roedor había tenido una vida satisfactoria. Después de secarla la envolvió en la otra mascada y la puso dentro de la caja. Mientras caminaba de vuelta a su cuarto comenzó a hablar.

– Hola pequeña ¿o pequeño?, bueno solo te diré hola. ¿Sabes? no sé cómo un ser tan hábil como tú pudo haber muerto ahogado en un charco, ¡qué lástima!,pero ya no hay más que hacer, sólo queda buscar un buen lugar donde puedas quedarte por toda la eternidad, o hasta que te coman los gusanos, lo que suceda primero.

Entró a su cuarto y escondió la caja bajo la cama para después preparase para la escuela, comenzó por ponerse su soso, nada cómodo e inexpresivo uniforme, por suerte  él le había hecho unas modificaciones para sentirse mejor. Al terminar se sentó frente a su computadora, abrió la ventanilla de internet y colocó sobre el recuadro de búsqueda de Google la palabra “ardilla”, abrió un par de páginas y mientras leía apareció su mamá.

– El desayuno está en la mesa, recuerda que la computadora está restringida para ti, apaga eso y baja a comer.

– Sí, ya voy. Sólo imprimo algo y estoy listo, son cosa de la escuela. – contestó sin quitar la mirada del monitor.

La excusa le recordó que de verdad tenia tarea, comenzó a escribir pero ya era muy tarde así que decidió buscar algo en Wikipedia sobre “salud en el adolescente”. Cuando terminó metió varios libros en su mochila, su libreta de dibujos y tomó la caja que contenía la ardilla, bajó a la cocina pero ahí solo se encontraba su papá.

– Hola Papá ¿Dónde están los demás?

– Buen día hijo, tu hermana ya se fue a la escuela, dijo que tardabas demasiado, tu madre  fue a llevar a Nicolás con tu abuela, ella se ofreció a cuidarlo.

– No me sorprende que Silvia no me haya esperad, la verdad nunca desea estar conmigo, pero no importa es mejor que ya me vaya.

– ¿No piensas comer algo?

– No ya es tarde. Me voy, adiós – Manuel tomó un panque de la canasta de la mesa para guardarlo en su mochila y se dirigió hacia la puerta, pero su salida fue interrumpida por la voz de su padre.

– Recuerda no meterte en problemas, tu madre te quiere en casa a las tres…y por cierto… feliz cumpleaños.

Manuel le dio una sonrisa forzada y salió de su casa.


IV
La escuela donde él y su hermana tomaban clases no estaba muy lejos de casa por lo que siempre iban a ella caminando. A Manuel no le gustaba la escuela porque tenía muchas enemistades, siempre había tenido problemas por esto con sus padres y también con sus maestros. La falta de amistades en clase limitaba su participación en trabajos en equipo, pero esto no le importaba en gran parte, cuando había que estar en equipo él tomaba su liberta y se ponía a dibujar ideas locas.

De camino a la escuela Manuel sacó el panecillo de la mochila, lo olfateó y partió en dos. Mientras se comía la mitad guardaba la otra en la caja de la ardilla.

– Aquí tienes ardilla, la eternidad es mucho tiempo como para no tener absolutamente nada que comer. Espero y tu soledad en muerte sea más grata que la soledad en vida ­­­– le hablaba al cuerpo a la vez que acomodaba el pan en la caja para que no se volcara. – ¿Sabes?  Tengo el lugar perfecto en el que puedes estar, es un pequeño jardín cerca de las canchas de futbol, será un lugar cómodo para ti.

Cuando ya estaba cerca de la escuela sacó un par de libros de la mochila y los tiró en el camino para hacer espacio y poder meter la caja en ella. Ya era muy tarde así que apresuró el pasó. A la profesora no le gustaba la impuntualidad además si acumulaba una falta más probablemente estaría en exámenes extraordinarios, y nadie quiere estar reprobado en cálculo sólo por llegar tarde. Por suerte cuando llegó al salón no estaba la maestra y pudo pasar sin ningún problema. Del transcurso de la puerta a su butaca pudo sentir las miradas, ver los codazos y señalamientos de sus compañeros. Todos miraban y se reían de los múltiples parches e hilos colgantes que tenia anexado su suéter azul celeste. Manuel alzó un poco su mochila y comenzó a hablar.

­­– Algo me dice que no les gusta mi suéter.

– Hola Manuel, pero que curioso suéter tienes ¿Qué temática tienes hoy?¿Vagabundo? – dijo uno de sus compañeros ocasionando la risa del resto.

– A mí me gusta, no sé qué problema tienes Jesús.

– Que tonto eres, no se trata de que te guste, se trata de que te ves mal y patético ¡Que mal gusto tienes! 

– ¿Buen gusto? ¿Buen gusto para quién? – preguntó Manuel.

–Para todos solo mírate, eres el único que luce como ridículo.

Manuel miro a todos sus compañeros y después a sí mismo, las miradas de todos sus compañeros lo hicieron  flaquear y lo orillaron a desprenderse de su suéter.

– ¡Ja! Así está mejor – Exclamó Jesús

Manuel se sentó mientras la maestra entraba y tomaba su lugar frente al salón. Él se acercó a su mochila y dijo: “Esa es la maestra de cálculo, ella cree que estoy loco, me odia y siempre me da por  mi lado.”

– ¡Que enfermo estás! Ahora hablas solo. – Dijo Jesús

– ¡Que te importa imbécil!

La obesa maestra escuchó la riña desde su sitio, se puso en pie de su silla con gran esfuerzo y al llegar al fondo de aquel salón, donde se encontraban los dos rivales, su carnudo cuerpo ya estaba exhausto y sudoroso. Jesús explicó a la maestra de forma mutada la razón de su discusión. La profesora colocó la mano en su cintura, o en donde se supone debería estar, frunció el ceño y comenzó a golpetear el piso con su pie izquierdo que causaba un terrible estruendo debido a su enorme zapatilla que con grandes esfuerzos lograba conservar la carne del pie dentro de ella.

– Dame la mochila “Emanuel” – La estúpida maestra no podía aun no era capaz de recordar el nombre del chico que en semestres pasados había reprobado, puesto en contra a sus propios padres e incluso humillado en repetidas ocasiones.

Tras la negativa de Manuel, la enorme maestra intentó rebatarle la mochila, pero él se resistió. Durante varios segundos hubo un intenso forcejeo por esta, hasta que el pobre morral no soportó más y el sierre reventó dejando sobre el suelo la libreta de dibujos de Manuel y la caja, que tras la intensa caída expulsó y desenvolvió su contenido. Al ver el tieso cadáver da la ardilla espolvoreado por migas de pan un par de chicas gritaron, otros se sorprendieron y se escuchó uno que otro “¡Qué asco!”


V
 Montado en su caballo  Manuel corría por el mismo camino borrascoso, ya era tarde y el crepúsculo estaba visible, el sol de color azul eléctrico estaba a punto de desaparecer. La velocidad del caballo era más rápida  que la común, miro su piel y aun era negro petróleo. El sol se escondió por completo y la oscuridad no permitía ver casi nada por lo que su caballo tropezó y ambos cayeron al piso. Su nada común corcel salió ileso, pero él se corto varias partes del cuerpo con el filo de las piedras. Se sentía temeroso e inseguro en la oscuridad, las heridas de su cuerpo ocasionaban un dolor insoportable y sangraban sin control, tocó una de las aberturas de su dermis y comenzó a jalar su piel de color petróleo que se despegaba de él fácilmente. Se despellejo las piernas, el torso, brazos, manos y finalmente el rostro. El sol comenzó a salir de nueva cuenta y la tenue luz azul iluminaba su piel que había cesado de sangrar y  vuelto a su color anterior, pero que ahora lucia múltiples tatuajes con las imágenes que más le gustaban de su libreta de dibujos. Giro hacia su lado derecho para notar que no estaba solo, Junto a él estaba un hombre descalzo  con pantalón desgarrado, montado en un caballo común de color negro. Manuel no pudo reconocer su rostro porque llevaba encima una tela oscura semitransparente que cubría su cuerpo desde la cabeza hasta la cintura.  La tela era lo suficiente transparente como para notar que llevaba el torso desnudo. Manuel lo observó fijamente y el hombre únicamente le dijo:

– Ya es hora.


VI
–No creo que este sea un buen lugar para dormir.

La severa voz con tono de burla hizo que Manuel abandonara su estado de letargo de manera brusca. Al abrir sus ojos vio frente a él un joven con gesto de diversión sentado en un sillón blanco.

– ¿Cómo dices? –Dijo Manuel mientras se acomodaba en el sofá, tallaba sus ojos e intentaba incorporarse a la realidad.

– Digo que no creo que este bien que duermas  aquí. En cualquier momento pueden llegar y considerarlo como algún “problema” – Contestó el joven mientras leía uno de los carteles, que estaban pegados sobre los muros de la gran sala, que decía “Psicología.”

– Gracias pero no creo que logren ya  encontrar algo  más en mi, se les han acabado las ideas.

– ¿Tan grave creen que estás? – preguntó el joven con media sonrisa en el rostro.

– Si, creen que estoy completamente loco. Ahora suponen que soy alguna especie de zoófago[1].

– ¿Zoófago? Ellos sí que están locos, que concepto tan más bizarro. No entiendo qué fue lo que hiciste para que te nombraran así. – el joven delgado de cabello negro y largo preguntó con risas entre palabras.

– Nada grave, solamente encontré una ardilla muerta y quise sepultarla, eso es todo.

– Todos los días mueren animales y nunca he oído sobre sepulcros para perros o gatos. Que interesante hábito el tuyo de sepultar ardillas.

– Las ardillas son animales muy interesantes, además esta ardilla era especial. – dijo Manuel al tiempo que sacaba su libreta de dibujos de su mochila.

– No entiendo – dijo el chico mientras descubría su rostro de su largo cabello para atorarlo en su oreja derecha.

– Es complicado. Digamos que esta ardilla sabia disfrutar de la música y bailar con los árboles. 

Tras la peculiar respuesta el chico se quedo pensando varios segundos en silencio para después mirar fijamente a los ojos de Manuel y sonreír.

– ¡Ah! Ya entendí.

– ¿Y tú? – cuestiono Manuel buscando lápices en sus bolsillos.

– ¿Yo qué?

– ¿Por qué estás aquí? 

– Lo mío es más sencillo. Mis padres creen que tengo alguna complicación mental sólo porque no hago lo que me piden, me traen aquí para que me dopen y este tranquilo. Vengo aquí desde hace dos años, cuando tenía catorce. Creen que tengo algún déficit de atención mezclado con hiperactividad. La última vez que vine el psicólogo le dijo a papá que tenía un trastorno de personalidad, exactamente me llamó antisocial. – contestó el pálido adolescente.

–Así que antisocial. A mí también me tachan de antisocial, a diferencia de ti yo vengo a este tipo de lugares desde hace 8 años, cuando tenía nueve, y decidí no tener amigos hasta nuevo aviso. Y año con año cada psicólogo encuentra algo nuevo en mi. No me sorprendería si hoy les dice a mis padres que soy sociópata, la verdad les dice lo que quieren escuchar. Y claro mis padres se tragan todo porque no terminan por asimilar mi necesidad de estar solo…a veces. – Dijo Manuel pronunciando la última palabra casi como un susurro.  

– Hay muchas personas que tienen miedo a estar solos porque no soportan estar con ellos mismos y estando en multitud es cuando pueden callar sus pensamientos, fingir lo que no son y evadir sus problemas internos. Lamentablemente el único momento en el que la mayoría de la gente está realmente sola es cuando están muertos y a siete metros bajo tierra, pero para entonces ya no hay nada que pensar. No se dan cuenta que en soledad es cuando más personas conocen.

Las palabras del joven que acababa de conocer hicieron que Manuel pusiera la mirada fija en la nada y pareciera no estar ahí. Después de un lapso de silencio en el que las ideas de ambos parecían dialogar Manuel reaccionó.

– Y tú… ¿Tienes amigos?

–Si… uno. Lo acabo de conocer hoy cuando vine aquí y lo desperté.


VII
El enorme reloj redondo y blanco que colgaba de una de las paredes parecía no funcionar. El segundero avanzaba un grado para retroceder al mismo lugar, sólo se escuchaba el eco del tic-tac a través de la inmensa sala con olor a vainilla. Manuel dibujaba sin parar a la vez que observaba a Sammael, su nuevo mejor amigo.

– Y tus Padres ¿cómo son? – Preguntó Sammael. 

– Pues ni yo mismo lo sé. Mis padres están conmigo y al mimo tiempo no, están pero en simple presencia, nada más. Se la pasan reprochando mi falta de socialización, pero cuando yo quiero expresarles algo parece que se vuelven sordos. Prefieren pagarle a otro para que siente a su hijo en un diván y lo escuche a tener que soportarlo por ellos mismos. Yo no los quiero sino porque son mis padres, lo único que nos une es el código genético, no me han dado razones verdaderas para apreciarlos, soy obligado a llamar padre y madre a dos perfectos desconocidos. – cuando Manuel terminó de hablar arrancó la hoja en la que estaba dibujando para dársela a Samael que lo escuchaba atentamente.






– ¿Y esto? – preguntó Sammael  mientras veía una hoja blanca llena de líneas, figuras amorfas y otras geométricas,  llenas de todos colores en diversas tonalidades.

– Eres tú.

– Ya veo – el chico asintió con la cabeza y doblo el papel en cuatro partes para guardarlo en su bolsillo.

– ¿Y tú qué piensas ser?

– No lo sé – Manuel bajó la mirada y comenzó a juguetear con sus lápices. – la verdad no creo que tenga sentido pensar en una profesión para el futuro, después de todo todos vamos a morir.

– Yo no me refiero a una profesión, me refiero a realmente ser. Es decir sobre qué postura tomara tú alma para estar en el mundo. Pretendes acaso ser locura, diversión, enojo, rudeza o un sueño andante, eso es a lo que me refiero…y sobre la muerte…no creo que este bien que pienses así sobre ella, después de todo la muerte es lo que nos hace apremiar el paso en nuestros ideales ¿Te imaginas poder vivir para toda la eternidad, para siempre? ¡Eso sería absolutamente terrible y aburrido! No lo crees.


VIII
Manuel tenía la mirada hacia la ventana, observaba como el viento movía las hojas del pequeño arbusto  que estaba puesto a manera de ornato en las afueras del consultorio, y que semana a semana había visto crecer.

– ¿Qué esperas Manuel?

– ¿Cómo dices? – contestó confundido.

– ¿Qué esperas para ser tú?

– ¿A qué te refieres? – Reacciono con risas. – yo soy yo ¿Qué no me ves?

– ¿A caso te sientes como tú? Qué no ves que todo desea determinarte, cómo pretendes ser tu si dejas que tus papás controlen tu vida social, tus maestros y compañeros tus medios de expresión y el psicólogo tu subjetividad. Al menos yo llevo poco tiempo aquí, pero tú que llevas casi diez años. Acaso no ves amigo lo que estas dejando que te pase, sólo estas existiendo mas no te encargas de vivir – la voz de Sammael comenzó a subir de volumen, su gesto se tornó agresivo y la fuerza de los ademanes de sus manos se intensificaron, aquel chico misterioso conocía a Manuel mas que cualquier persona. – Corres el riesgo de ser un rey sin corona, apresúrate, el tiempo apremia amigo mío.

Manuel sintió como si algo dentro de él se hubiese quebrado y comenzado a armar inmediatamente. La ansiedad y desesperación lo invadieron rápidamente, hasta que una voz le hizo recuperar el aliento.

– ¡Corre! – gritó Sammael.

Manuel se levantó tan rápido como escucho el grito se su amigo. Se dirigió a la puerta del consultorio y comenzó su huida. Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitían. Al dar vuelta en la primera calle ya se encontraba montado en su ostentoso caballo gris de dos cuernos que trotaba más veloz que nunca. Esta vez el camino no era tan rocoso  y el ambiente tenía un olor a zarzamora. El sol azul eléctrico se encontraba en su punto más alto. De repente el cielo se nubló y la lluvia comenzó a mojar todo. Esta vez el jinete sólo llevaba puesto un casco negro tipo romano, se encontraba desnudo mostrando sus múltiples tatuajes que cubrían gran parte de su cuerpo, tenia mirada profunda y decisiva con un gesto de osadia  y cabalgaba a través del tiempo hacia un destino indefinido.








 



[1] El término Zoofago fue sustraído del libro Drácula de Bram Stoker, que en la novela fue ocupado para designar al paciente del Doctor Seward llamado Renfeild que tenia habitos alimenticios peculiares. Literalmente este término significa “devorador de vida”, y es ocupado para designar las patologías humanas donde se devoran animales vivos con el fin de obtener poder y vitalidad, es estrechamente relacionado con el vampirismo.    

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