Intrépido, insaciable y sujetivo

Así es el ser humano, en su afán de grandeza, es capaz de crear palacios, de destruir montañas, de causar tempestades, y una de las más fuertes en él, es la que lleva en su interio, esa fuerza inherente a su naturaleza. El saberse un ser desprotegido ante magnitudes mucho mayores, tiembla como cachorro asustado, pero golpea con la enegía de un trueno. Es la más tierna de las criaturas, y el más creativo de los personajes de este mundo.



Conozcamos un poco más los fantasmas internos que lo hacen rey y mendigo, que lo vuelven tirano y el más dulce de los seres.



4 de mayo de 2011

Velasco López Leticia


Y el tiempo pasa


La mañana húmeda, con una brisa refrescante, se puede percibir un olor de chocolate caliente tal como lo prepara mi mamá, así es tal como recuerdo mi niñez cuando mis padres me llenaban de cuidados.

 Aquel que más que desayuno es la preocupación de mis padres por verme crecer, ¿que impulsa a los padres para llenarnos de esos cuidados?, si creo es el amor, pero tanto; que puede hacer que una gripe mía los deje sin dormir, claro aun no tengo hijos como mi padre lo dice “hasta que tengas hijos te darás cuenta de lo que te digo”,.

Recuerdo la visita que hicimos en el pueblo de mis abuelos, esta tan lejos de la ciudad, el recorrido es tan fascinante, lleno de árboles, aun no recuerdo otra ocasión de estar rodeado de tanta naturaleza, de ver a los animales en su ambiente, tal libres, me dan la sensación que son de ficción, que no son de este mundo, tan maravillosos llenos vida, las aves tiene un resplandor distinto no como en la jaulas, después de esa visita siento que el canto de las aves en las jaulas es de tristeza, cantan para que los mires y sientas la necesidad de dejarlos salir.

Cuando era niño creo yo tenia esa libertad, era mas natural, no media mis  impulsos, no me procuraba por nada más que no fuera en inventar un nuevo juego, después ya eran esas inquietudes de querer  saber cada vez algo nuevo.
Desde pequeño he sido muy curioso, aun recuerdo cuando llenaba a mis padres de preguntas, y que sus respuestas siempre me llevaban a nuevas inquietudes, al principio mis padres eran ese modelo a seguir eran las personas que jamás se equivocan hoy me doy cuenta que ni los científicos llegan a tener una verdad absoluta.


Cuando empecé a hablar, me cuentan mis padres, que inicie imitando las palabras, más bien los sonidos, empecé a tener una relación más intensa cuando hable, entre de una manera simbólica a la sociedad, conocer las palabras, jugar con ellas, dudar de sus significado, es como dudar de casi todo, los modelos que eran mis padres por alguna extraña razón, bueno lo se, por  que todo cambia, ellos no cambiaron lo suficiente para seguir siendo ese modelo, por que dependiendo el tiempo y el lugar cambian muchos aspectos.
                                                        
Las visiones, los tabus, las jerarquías de los valores se reacomodan de una manera tan peculiar, que me pregunto, ¿en algún momento se acomodaron de una manera tan especial que todo funcionara de manera armoniosa?, o aun seguirán girando hasta llegar a ese lugar,  quizá no  me toque verlo o talvez lo esta, y soy yo quien no lo ve de esa manera.

Si una pintura se puede interpretar de distintas maneras por que razón no se podría con los ideales, si al fin y al cabo todos eligen lo que creen mas conveniente y si no les funciona cambian, la mayoría nos dejamos llevar por los que son ya aceptados, legitimizados, sin tener gran conciencia de cuales son sus verdaderos propósitos, aveces no nos damos cuenta siquiera del ideal que se sigue;  si lo admito yo era uno de ellos.

En la escuela, recuerdo, dos maestras, una que se llamaba Emma, me daba un aspecto maternal, que me llenaba de confianza para preguntar sobre cualquier duda, y que me respondía con otra pregunta  que al pensar en la respuesta, al investigar,  sin darme cuenta me hice un habito, el cual es investigar mis dudas por mi cuenta, la otra maestra era joven, parecía siempre estar de prisa, sonreía como los maniquís de las tiendas de ropa, así sonrisas frías aquellas que no inspiran confianza, que no trasmiten nada, ella era tan rigurosa, en la clase existía silencio tan desesperante, todos miraban la hora, para salir corriendo de ese silencio aturdidor, las dudas ella las respondía de una manera rápida, a medias me di cuenta gracias a mi otra  maestra, Emma, gracias a que seguí su forma de aprender, lo note.

Con el tiempo, sin darme cuenta empecé a ser más competitivo, quería ganar, quería demostrar ser el mejor, quería demostrar que sabía mucho.
Que ironía,  ¿de que sirve, si no se comparte?, mis tareas eran  consideradas las mejores, deje de salir por meterme en un mundo lleno de libros, y no digo que sea malo, pero deje que parte de mi vida se quedara atrapada en cada Pág., ya mi relación con mis amigos era distinta,  sentía que a ellos no se interesaban en cosas importantes, que risa, ¿que son las cosas importantes?

 Inicie una vida llena de frivolidades, me desarrolle en un medio mas material, me volví arrogante, prejuicioso, media mis logros por los bienes que tenia, por fortuna me di cuneta que eso no era lo importante, ni siquiera me di cuenta de cuando empezó todo ese cambio, por eso digo que aveces ni se sabe que ideales se siguen.

Me volví de los trabajadores mas felicitado por el jefe, y de que sirvió si hoy no me causa ningún placer, desperdicie tiempo valioso, para vivir, para de verdad vivir, solo sobrevivía en esta sociedad era una maquina que producía lo que se me pedía   de alguna manera,  por mas que tuviera logros, no encontraba la manera de llenar los vacíos que tenia en la vida, compraba, regalaba, las reuniones a las que asistía eran solo de trabajo, no se en que momento deje de ver a mis  padres las ultimas conversaciones que tuve con ellos, eran sobre preguntas de mi vida que no podía responder ¿Cuándo me casaría?, o ¿cuando formaría una familia?.
 Para que quería una familia si ni yo era lo suficientemente feliz, que le daría  a mi pareja, que de transmitiría   a mis hijos, eso me retumbaba en la cabeza cada vez que me preguntaban.

Mariana, es una mujer que, me siempre esta a mi lado, la verdad no lo entiendo; tiempo,  no le ofrezco más que un par de horas a la semana, es una mujer llena de logros, pero no como los míos, ella si disfruta cada instante, cada detalle de la vida, le encantan los atardeceres, yo solo decía que era cursi, pero que sabia yo que no fuera de mi trabajo, no le importo lo que los demás piensen de ella, tiene algo en su vida, una fuerza impresionante por vivir por, conocer, me pregunto ¿en que momento deje que esa fuerza se agotara?, o ¿ por que la reprimí?

Mariana me invito a este maravilloso fin de semana a un casa de campo, esta algo maltratada por el tiempo, puedo percibir un aroma de humedad, que la  verdad no me desagrada, mariana es artista, pinta, no se cual bien como decirlo, pero sus obras me transmiten visiones distintas alas mías, me causan una tremenda emoción al verlas, que me gustaría entrar en eso lugares tan extraños, en esas obras que aparentan estar desarticuladas y que entre más las observas te das cuenta que si quitas una pieza, por minima que esta parezca, la pintura, pierde una parte esencial.

En este lugar alejado de los demás me doy cuenta que no vivía por mi, vivía solo en una rutina, pero que quiero salir de ella, quiero volverme libre de mis propios prejuicios, de mis ataduras al mundo material, quiero disfrutar esa rica taza de chocolate caliente por mas mañanas, caminar y observar el mundo don de vivo, salir, conocer, viajar llenarme de experiencias, aprender cosas nuevas, compartir lo que se, ser parte de este gran mundo, pero no solo como robot, quiero compartir  todo aquello que los demás no pueden ver a simple vista, dejar mis miedos. Quiero renacer. Empezare, con esta taza de chocolate.

3 de mayo de 2011

Salazar Lara Daniela




Ser libre
Una mañana de triste otoño, la lluvia jugueteaba en las ventanas, luna negra, la más hermosa felina que pudiese existir, contemplaba las hojas de los arboles que se tornaban brillosas a la luz del sol , como diamantes chispeantes, incitaban a luna a trepar el roble que cobijaba el tejado de la casa ,  sigilosa , dejaba escapar maullidos  tímidos, como esperando que la lluvia la oyese y cesase , para poder correr libre atreves del jardín.

Sentada en la cama, con las piernas cruzadas, con calcetas largas a rayas, como esperando disminuir el frio, Sofía observaba a luna atreves de la ventana, semidesnuda, sosteniendo un bote medio lleno de helado, pensaba, -¿dejara de llover  pronto?- como si hubiese leído su pensamiento, Orlando  respondía:

  - creo que pronto saldrá el sol

Mientras cepillaba el cabello de Sofía, que se extendía hasta sus caderas desnudas.

Pronto la lluvia huyo, desespera, amenazada por los cálidos rayos del medio día, como si el tiempo se hubiese detenido, Sofía y Orlando aun yacían en la cama, como esperando que el momento se congelase, el incesante, sonar  del teléfono  al fin logro sacarlos de la cama, como deseando extender cada segundo juntos, Orlando tomo tiernamente las prendas de Sofía y se las coloco, como si estuviese ante una figura de porcelana, cuidando cada centímetro  del cuerpo de Sofía.

Juntos desayunaron, disfrutando cada bocado, como queriendo conservar en la memoria, cada sabor, cada aroma, al terminar tomaron sus manos y se dirigieron a la puerta , subieron a la motocicleta y se despidieron con una mirada profunda de aquella hermosa casa , Sofía lanzo una mirada hacia luna , como queriendo hablarle entre miradas , diciéndole :

-Cuida mucho a nuestros  padres lunita, te extrañare

Luna a lo lejos dejo escapar un maullido, esta vez, uno conciso, como queriendo gritarle a Sofía que no se marchase.

Sofía y Orlando se conocieron esa  primavera, Sofía caminaba por la acera, en busca de  armando, quien había  quedado de pasar por ella hacía ya una hora, Orlando en su bicicleta la miro pasar y sus ojos simplemente no pudieron apartarse de ella, Sofía lo ignoro, sin embargo cuando el bajó de la bicicleta, ella le lanzo una mirada coqueta, Armando nunca llego, Orlando y Sofía tomaron un helado esa tarde.

  Cada noche con Orlando era un suspiro de paraíso para Sofía, y al encontrarse de nuevo en la realidad,  al estar frente de Armando, sentada a la mesa, escuchando la charla de sus padres, trabajo, dinero, propiedades, MATRIMONIO, Sofía solo dejaba su mente viajar hasta donde estuviese Orlando.
Orlando se colaba por la ventana de Sofía, mientras sus padres eran anfitriones de sus reuniones de negocios, a veces, cuando Armando y Sofía salían Sofía fingía sentirse mal y cuando Armando ofrecía llevarla a su casa, ella se justificaba diciendo, -prefiero llamara a mama. - en cuando Armando subía al auto, Orlando aparecía como una luz entre la niebla y todo simplemente cambiaba.

Cada día era un martirio en la casa de Sofía, su madre no paraba de hablar del matrimonio con Armando, de cómo se convertirían en la familia perfecta, de cómo Armando con su experiencia y sus influencias, tendría a Sofía como una reina, era imposible resistir cerrar los ojos e imaginarse lejos de ahí.

Armando era esa clase de hombres , quienes creían , que todo aquello que ellos deseasen , simplemente seria suyo , sin importar que o quien estuviese por en medio , no era un hombre muy inteligente , sino mas bien astuto , ambicioso, por lo que no tardo en darse cuenta , de que la actitud de Sofía indicaba que algo estaba mal , comenzó a volverse obsesivo , a tratarla  con  recelo , pero mientras más ataba sus cadenas , Sofía mas deseaba volar libre.

Una de esas noches, noches serenas en los brazos de Orlando , Armando consiguió pillarlos , después de 3 horas seguidas de llamar a Sofía y encontrarse con el buzón de voz, como si fuese un detective experto consiguió  averiguar en donde estaba, la escena fue toda una locura , irrumpiendo en el lugar , con los ojos inundados en rabia , encontrando a su mujer en los brazos de otro , con esa mirada , esa mirada tan llena , como si no le faltase nada mas en la vida ,Armando hundido en cólera , golpeo salvajemente a Orlando ,cada golpe reflejaba una de las frustraciones de Armando , la mujer que él deseaba no podía siquiera soportar su presencia, todos los planes que él había construido se encontraban destrozados por los deseos irracionales de su mujer , porque aquel hombre ,podía darle algo que Armando ni siquiera podía imaginar , la sangre  comenzaba a brotar del rostro de Orlando , quien detenía algunos golpes con los brazos , como intentando calmar a la bestia que buscaba destrozarlo ,   Sofía solo trato de detenerlo , pero Armando estaba fuera de sí , de pronto la demencia condujo uno de esos puñetazos hacia el rostro de Sofía , sus ojos inundados de lagrimas , y rabia miraron a aquel par de hombres , el rostro de Orlando se transformo , una ráfaga de adrenalina cruzo todo su cuerpo , como un lobo hambriento , con  los ojos matizados de rojo , arranco de un tajo un mechón del cabello de Armando, una mordida , construida de cólera , se incrusto en el brazo,  Sofía al principio asustada comenzó a temblar desde su lugar , pero en cuanto el golpe en su rostro comenzó a bombardearla con un ardor como si su piel hubiese sido quemada , no hiso esfuerzo alguno por detener a Orlando , un charco de sangre comenzó a desplazarse como si tuviese vida propia ,enrojeciendo las manos de ambos, los ojos de Armando se tornaron en blanco , Orlando jadeando con la boca llena de sangre , Sofía intentando saber , que era lo que sentía , entre esa furia ,temor y lastima por el destino de aquel pobre hombre.

Con el cuerpo inerte en el suelo, Orlando y Sofía  se abrazaron, llorando por dentro, la angustia simplemente los hiso presos de sus garras, ¡la incertidumbre!,  pensaron llamar a la policía , cuando el sol salía de entre las nubes del cálido amanecer, Sofía miro hacia el horizonte , imaginándose lo que vendría , detuvo a Orlando a tiempo antes que la policía contestara la llamada , : - me niego a perderte , a perder  un sueño , un sueño construido de nada más que pasión, me niego a resignarme , a vivir como los demás quieren que viva , sin ti , me niego a creer que lo que hicimos no fue ni una pizca correcto , y me niego a pensar que tu eres capaz  de no negarte también.

Dicen por ahí, que no existe el crimen perfecto, sin embargo,  la pasión de dos jóvenes amantes , pudo construir algo muy similar ,  llevados por las entrañas , esas que los hacían “amarse” tanto  , lograron deshacerse del cuerpo de Armando , sin dejar rastro alguno de nada , como si la tierra se hubiese tragado a aquel miserable , de cualquier modo , nadie lo extrañaría , era solo un  elemento más , un botón más en la máquina de la producción, cuando algún elemento faya en el sistema , se repara o se remplaza , y eso es lo que pasaría con Armando.
Como intentando borrar aquel episodio ,  Sofía continuo existiendo sin Armando , claro , fue difícil pretender que aquello jamás había sucedido , con todo el alboroto que se propicio  tras la desaparición de Armando , y con todas esas conjeturas estúpidas creadas  por quienes  se encontraban siempre al margen de la relación entre Sofía y Armando.

Una mañana, de esas en donde el cielo es grisáceo, y el aroma del viento, produce una sensación de vacío, Orlando   no se introdujo a la habitación de Sofía por la ventana, esta vez , la puerta principal le fue abierta por los dueños de esa casa, Sofía  en un irreverente acto de valentía, lo introdujo a sus padres  como su prometido, aquel cuarteto fue atrapado por una cadena de silencio atroz, miradas de confusión,  Elizabeth, la madre de Sofía intento llevarla a la cocina, para llevar a cabo una conversación privada, pero Sofía se resistió, de pronto  la tomo del brazo como ignorando que su hija fuese un ser con razón propia, el padre las tomo a ambas, lo que provoco un quejido por parte de las dos mujeres, Orlando intento detener aquel teatro pidiendo que se le tomase en cuenta, lo cual solo produjo un caos. con la rectitud del roble que vigilaba el pórtico de aquella casa, el padre de la familia, tomó a Orlando por el brazo amenazándole con un puño cerrado,  alejarse de Sofía o sufrir las consecuencias, Sofía lloriqueaba rogando a su padre dejase en paz  al pobre chico, muy en su interior ella sabía lo que sucedería si  eso no se detenía pronto, Elizabeth tomo a su hija por el cabello, exigiendo guardase silencio, y respeto a su padre, quien apretaba el brazo de Orlando cada vez más, pero antes que este pudiese reaccionar siquiera, Sofía tomo a su madre por el cuello y comenzó a apretarla desesperada, recordando cada momento de represión que esta le había dado, Orlando sabiendo  que el hombre quien lo apresaba intentaría detener a su chica, se adelantó golpeándolo en la sien dejándolo inconsciente en el suelo,  ambos cuerpos tuvieron el mismo pobre destino de Armando, esta vez, ninguna sensación si no libertad, cobijo a ambos jóvenes esa noche.

Una mañana de triste otoño, la lluvia jugueteaba en las ventanas, la lluvia ya no dejaba un solo rastro de haber transitado por ese cielo, el viento frio cantaba una melodía lenta, el roble sonreía desde el pórtico, luna negra miraba a Sofía alejarse de su hogar, tomada de la mano de quien la trajo a la vida, para comenzar a vivirla.

Reparto:

Orlando como: libertad 

Sofía como: conformismo 

Elizabeth como: represión 

Armando como: poder 

Padre como: sistema.

El amor más intenso, es aquel que nos conduce por el sendero del impulso, amor, no  de película, no hacia un hombre o una mujer, amor, hacia algo, hacia un donde, un cuando, un porque, un como, amor cimentado en pasión, pasión irreverente, ¿acaso existe otra? amor  de locura que nos maneja como títeres de trapo, pero con mas gentileza que con la que nos maneja la monotonía, el conformismo,  y el poder, la pasión es el arma más poderosa, surge desde lo más profundo y llega lo más lejos  posible, es esta la que nos impulsa, en cada uno de los momentos de la existencia  del ser, sin ella, los Armandos poblarían la tierra entera, sin ella viviríamos siendo inertes detrás de un aparador, un televisor, un computador, un escritorio,  y quizás sí, la pasión a veces, puede estar peleada con la humanidad, sin embargo no son enemigas, que seria del ser, sin esa sed que produce un amor prohibido, imposible, esa sed que produce el saber lo que no se quiere que sepamos, esa sed que produce el saberme falto de algo que sé que puedo conseguir, ese impulso por romper las cadenas, detener a aquellos quienes sostienen nuestros brazos, y liberarnos, deshacernos de eso que nos detiene cada día, el amor a algo nuevo cada instante de nuestro efímero paso por este mundo.

Vargas Ortega Luis Amador

 Pedro y Arturo

Pedro García y Arturo Javier se conocían desde hace tiempo, para ser más precisos  se conocieron en la secundaria publica número 262 y de ahí convivieron toda la adolescencia, llevaban una buena relación, iban a fiestas juntos, siempre se invitaban mutuamente, cuando uno necesitaba del otro siempre se apoyaban lo más que podían. En resumidas cuentas eran muy íntimos amigos, se contaban todo: sus fracasos amorosos, sus preocupaciones, los problemas en casa, se aconsejaban en casi todo, también celebraban sus logros y cosas buenas que pasaban en sus vidas, su amistad era tan solida que era envidiada.

Consecuente a que Pedro comenzó a trabajar como enfermero en un hospital,  dejo de frecuentar a su buen amigo, pues entre la escuela y el trabajo poco tiempo le quedaba a Pedro para tener una vida social plena, en consecuencia a esto Arturo Javier comenzó a convivir con nuevas personas, en especial con Eduardo un viejo compañero que también conoció en la secundaria y que por una extraña razón a Pedro no le agradaba del todo.

Cierta ocasión al reunirse los tres un sábado por la noche se podía sentir un ambiente incomodo por la presencia de Eduardo, Pedro decidió refugiarse con su tía, pues estaban en su casa. A la partida de Eduardo, Pedro comento a Arturo que no le había parecido que invitara a Eduardo sin su consentimiento, lo cual Arturo comprendió y pidió disculpas a Pedro, Arturo comenzó a reflexionar si esa había sido la causa en verdad o acaso Pedro sentía celos de su nueva compañía, en fin, el no le dio mayor importancia y siguió sus días normal. 

Días posteriores Pedro hacia comentarios ofensivos en contra de Eduardo, lo cual desconcertaba a Arturo. Él le explico a Pedro que nunca remplazaría su amistad que Eduardo le caía bien pero que nunca ocuparía el lugar que Pedro poseía desde hace mucho.

Cierto sábado y en casa de Pedro, Arturo recibió una llamada en su celular la cual contesto con toda normalidad, pero al darse cuenta que se trataba de Eduardo y tras los hechos antes acontecidos, se puso muy nervioso y fingió que era otra persona y no Eduardo el que le hablaba. La llamada era para pasar la noche en otro lugar, Arturo acepto y quedo de verse cerca d la casa de Pedro, el cual noto el nerviosismo de su amigo e in tuyo que algo pasaba, aunque no dijo nada.

Arturo con el pretexto de que recordó que tenía que hacer otra cosa importante justifico su partida temiendo que si le decía a Pedro la verdad solo le causaría un disgusto.

El se marcho, pero al poco rato tocaron a su puerta y para sorpresa de Pedro se trataba de Eduardo, el cual le comento acerca de la invitación que le había hecho a su amigo, el fingió no darle importancia y despidió rápidamente a Eduardo.

Días después, Arturo hizo una visita normal a casa de Pedro, no paso un instante para que Pedro comenzara las reclamaciones en contra de su amigo, Arturo trato de hacer entrar en razón a Pedro el cual no escucho de razones y pidió a Arturo se retirara de su casa.

Arturo ya a solas comenzó a reflexionar todo lo acontecido y finalmente llego a la conclusión de que lucharía por la amistad de Pedro, con todos los medios a su alcance, el intento quedar con el por teléfono pero siempre se negaba a contestar, finalmente Arturo decidido a todo se dirigió a casa de Pedro. Ya en la puerta, la cual se abrió sin que Arturo tocara, entro y ahí estaba Pedro, sentado en el sofá de la entrada principal, se levanto y abrazo a su amigo y con lagrimas en los ojos pidió a Arturo que lo perdonara, que se sintió tan inseguro de perder su amistad que los celos lo cegaron, y lo único que quería era que dejara de frecuentar a Eduardo, Arturo acepto la disculpa. Ya más tranquilos los dos Arturo confeso a Pedro que él también se sentía culpable pues de haberle dicho la verdad, las cosas se habrían aclarado desde el principio y nadie hubiera sufrido. Finalmente juraron en un futuro, no volver a mentirse y aceptar cualquier circunstancia fuera la que fuera. 
                                                                         

María Isabel Ramírez Olivares‏











Olvera López David

“Atipyques”
  
Prefacio.
La finalidad de la vida es el desenvolvimiento de la personalidad. Realizar nuestro propio ser a perfección es para lo que estamos aquí. Los hombres tienen hoy miedo de sí mismos, han olvidado el más elevado de todos los deberes, el deber para consigo mismos. Naturalmente son caritativos. Alimentan al pobre y visten el andrajoso pero sus almas están hambrientas y van desnudas.
Oscar Wilde. “El Retrato de Dorian Gray”

I
Eran las cuatro de la tarde y el clima se sentía templado, sin duda una bella tarde de otoño, el viento meneaba los dos árboles del patio trasero que parecían bailar al ritmo de una música demasiado sublime como para poder ser escuchada por cualquier persona, porque para cualquier persona esto hubiese parecido común, pero para Manuel no, de verdad él disfrutaba ver aquellos  arboles bailar, pero aun mas escuchar aquella extraña música.

II
Su madre ya había ordenado que se retirara de la ventana repetidas veces, pero él fingía no escuchar. Decidió abandonar su sitio cuando notó molestia en su tono de voz, sin embargo sus sentidos fueron cautivados por una pequeña ardilla que salió de uno de los árboles y que jugueteaba corriendo entre las ramas de este, así que se quedó sentado frente a la ventana apreciando a tan curioso ser.

La tarde avanzó y Manuel se quedó dormido en el banco azul que en las últimas semanas había escogido para estar cómodo en el lugar que había elegido como refugio de los regaños y reprimendas de sus padres. Aquella ventana le permitía relajarse, adentrarse en sus sueños más profundos y reflexionar sobre sí. Unos golpeteos causados sobre el cristal de la ventana ocasionaron que Manuel saliera de su sueño: Esta vez él montaba un caballo con cuernos de toro sobre un terreno borrascoso y lleno de múltiples precipicios, él usaba una chaqueta negra de cuero con aspecto rectangular, una capa roja, pantalón negro con aplicaciones de cadenas a los costados acompañado por unas botas negro alquitrán y una máscara de tela gris oscuro tipo tapabocas  que cubría la parte inferior de su rostro dejando visible únicamente sus ojos. Cuando abandonó su estado de inconsciencia miro hacia afuera para percatarse que una fuerte lluvia caía ocasionando grandes charcos en el patio, observó fijamente y vio el cuerpo flotante de la pequeña ardilla sobre una gran masa de agua acumulada en lo que según su padre seria el hueco perfecto para un rosal, claro, el proyecto se había quedado varado como casi todo lo que hacía su padre.

Manuel moría de ganas por salir y resguardar el cadáver de aquel animal, pero sabía que si salía probablemente su madre se enojaría y lo acusaría con su padre. No estaba en una buena situación como para causar otra disputa. El último año no había sido bueno para él, entre las malas calificaciones, peleas con sus maestros y su supuesta falta de socialización ocasionaban en sus padres una inestabilidad emocional. Así que prefirió no arriesgarse y mejor  decidió ir a la cama.  

Esa noche monto el caballo nuevamente pero ahora su piel estaba manchada por un liquido viscoso y negro como el petróleo, ya era de noche y la lluvia precipito, el agua no retiro el liquido se su piel, al contrario este se endureció para después formar parte de su piel.


III
A la mañana siguiente se levantó muy temprano, tomó una caja de zapatos que estaba debajo de su cama, sacó todas las figuras de acción que estaban dentro, “hace años que no veía estos juguetes” pensó. Tomo dos de sus mascadas y corrió hacia el patio trasero, cuando llego ahí ya casi todo estaba seco, a excepción del hueco del rosal que contenía al cadáver de la ardilla. Manuel la recogió y la secó con su mascada, mientras se preguntaba si el  pequeño roedor había tenido una vida satisfactoria. Después de secarla la envolvió en la otra mascada y la puso dentro de la caja. Mientras caminaba de vuelta a su cuarto comenzó a hablar.

– Hola pequeña ¿o pequeño?, bueno solo te diré hola. ¿Sabes? no sé cómo un ser tan hábil como tú pudo haber muerto ahogado en un charco, ¡qué lástima!,pero ya no hay más que hacer, sólo queda buscar un buen lugar donde puedas quedarte por toda la eternidad, o hasta que te coman los gusanos, lo que suceda primero.

Entró a su cuarto y escondió la caja bajo la cama para después preparase para la escuela, comenzó por ponerse su soso, nada cómodo e inexpresivo uniforme, por suerte  él le había hecho unas modificaciones para sentirse mejor. Al terminar se sentó frente a su computadora, abrió la ventanilla de internet y colocó sobre el recuadro de búsqueda de Google la palabra “ardilla”, abrió un par de páginas y mientras leía apareció su mamá.

– El desayuno está en la mesa, recuerda que la computadora está restringida para ti, apaga eso y baja a comer.

– Sí, ya voy. Sólo imprimo algo y estoy listo, son cosa de la escuela. – contestó sin quitar la mirada del monitor.

La excusa le recordó que de verdad tenia tarea, comenzó a escribir pero ya era muy tarde así que decidió buscar algo en Wikipedia sobre “salud en el adolescente”. Cuando terminó metió varios libros en su mochila, su libreta de dibujos y tomó la caja que contenía la ardilla, bajó a la cocina pero ahí solo se encontraba su papá.

– Hola Papá ¿Dónde están los demás?

– Buen día hijo, tu hermana ya se fue a la escuela, dijo que tardabas demasiado, tu madre  fue a llevar a Nicolás con tu abuela, ella se ofreció a cuidarlo.

– No me sorprende que Silvia no me haya esperad, la verdad nunca desea estar conmigo, pero no importa es mejor que ya me vaya.

– ¿No piensas comer algo?

– No ya es tarde. Me voy, adiós – Manuel tomó un panque de la canasta de la mesa para guardarlo en su mochila y se dirigió hacia la puerta, pero su salida fue interrumpida por la voz de su padre.

– Recuerda no meterte en problemas, tu madre te quiere en casa a las tres…y por cierto… feliz cumpleaños.

Manuel le dio una sonrisa forzada y salió de su casa.


IV
La escuela donde él y su hermana tomaban clases no estaba muy lejos de casa por lo que siempre iban a ella caminando. A Manuel no le gustaba la escuela porque tenía muchas enemistades, siempre había tenido problemas por esto con sus padres y también con sus maestros. La falta de amistades en clase limitaba su participación en trabajos en equipo, pero esto no le importaba en gran parte, cuando había que estar en equipo él tomaba su liberta y se ponía a dibujar ideas locas.

De camino a la escuela Manuel sacó el panecillo de la mochila, lo olfateó y partió en dos. Mientras se comía la mitad guardaba la otra en la caja de la ardilla.

– Aquí tienes ardilla, la eternidad es mucho tiempo como para no tener absolutamente nada que comer. Espero y tu soledad en muerte sea más grata que la soledad en vida ­­­– le hablaba al cuerpo a la vez que acomodaba el pan en la caja para que no se volcara. – ¿Sabes?  Tengo el lugar perfecto en el que puedes estar, es un pequeño jardín cerca de las canchas de futbol, será un lugar cómodo para ti.

Cuando ya estaba cerca de la escuela sacó un par de libros de la mochila y los tiró en el camino para hacer espacio y poder meter la caja en ella. Ya era muy tarde así que apresuró el pasó. A la profesora no le gustaba la impuntualidad además si acumulaba una falta más probablemente estaría en exámenes extraordinarios, y nadie quiere estar reprobado en cálculo sólo por llegar tarde. Por suerte cuando llegó al salón no estaba la maestra y pudo pasar sin ningún problema. Del transcurso de la puerta a su butaca pudo sentir las miradas, ver los codazos y señalamientos de sus compañeros. Todos miraban y se reían de los múltiples parches e hilos colgantes que tenia anexado su suéter azul celeste. Manuel alzó un poco su mochila y comenzó a hablar.

­­– Algo me dice que no les gusta mi suéter.

– Hola Manuel, pero que curioso suéter tienes ¿Qué temática tienes hoy?¿Vagabundo? – dijo uno de sus compañeros ocasionando la risa del resto.

– A mí me gusta, no sé qué problema tienes Jesús.

– Que tonto eres, no se trata de que te guste, se trata de que te ves mal y patético ¡Que mal gusto tienes! 

– ¿Buen gusto? ¿Buen gusto para quién? – preguntó Manuel.

–Para todos solo mírate, eres el único que luce como ridículo.

Manuel miro a todos sus compañeros y después a sí mismo, las miradas de todos sus compañeros lo hicieron  flaquear y lo orillaron a desprenderse de su suéter.

– ¡Ja! Así está mejor – Exclamó Jesús

Manuel se sentó mientras la maestra entraba y tomaba su lugar frente al salón. Él se acercó a su mochila y dijo: “Esa es la maestra de cálculo, ella cree que estoy loco, me odia y siempre me da por  mi lado.”

– ¡Que enfermo estás! Ahora hablas solo. – Dijo Jesús

– ¡Que te importa imbécil!

La obesa maestra escuchó la riña desde su sitio, se puso en pie de su silla con gran esfuerzo y al llegar al fondo de aquel salón, donde se encontraban los dos rivales, su carnudo cuerpo ya estaba exhausto y sudoroso. Jesús explicó a la maestra de forma mutada la razón de su discusión. La profesora colocó la mano en su cintura, o en donde se supone debería estar, frunció el ceño y comenzó a golpetear el piso con su pie izquierdo que causaba un terrible estruendo debido a su enorme zapatilla que con grandes esfuerzos lograba conservar la carne del pie dentro de ella.

– Dame la mochila “Emanuel” – La estúpida maestra no podía aun no era capaz de recordar el nombre del chico que en semestres pasados había reprobado, puesto en contra a sus propios padres e incluso humillado en repetidas ocasiones.

Tras la negativa de Manuel, la enorme maestra intentó rebatarle la mochila, pero él se resistió. Durante varios segundos hubo un intenso forcejeo por esta, hasta que el pobre morral no soportó más y el sierre reventó dejando sobre el suelo la libreta de dibujos de Manuel y la caja, que tras la intensa caída expulsó y desenvolvió su contenido. Al ver el tieso cadáver da la ardilla espolvoreado por migas de pan un par de chicas gritaron, otros se sorprendieron y se escuchó uno que otro “¡Qué asco!”


V
 Montado en su caballo  Manuel corría por el mismo camino borrascoso, ya era tarde y el crepúsculo estaba visible, el sol de color azul eléctrico estaba a punto de desaparecer. La velocidad del caballo era más rápida  que la común, miro su piel y aun era negro petróleo. El sol se escondió por completo y la oscuridad no permitía ver casi nada por lo que su caballo tropezó y ambos cayeron al piso. Su nada común corcel salió ileso, pero él se corto varias partes del cuerpo con el filo de las piedras. Se sentía temeroso e inseguro en la oscuridad, las heridas de su cuerpo ocasionaban un dolor insoportable y sangraban sin control, tocó una de las aberturas de su dermis y comenzó a jalar su piel de color petróleo que se despegaba de él fácilmente. Se despellejo las piernas, el torso, brazos, manos y finalmente el rostro. El sol comenzó a salir de nueva cuenta y la tenue luz azul iluminaba su piel que había cesado de sangrar y  vuelto a su color anterior, pero que ahora lucia múltiples tatuajes con las imágenes que más le gustaban de su libreta de dibujos. Giro hacia su lado derecho para notar que no estaba solo, Junto a él estaba un hombre descalzo  con pantalón desgarrado, montado en un caballo común de color negro. Manuel no pudo reconocer su rostro porque llevaba encima una tela oscura semitransparente que cubría su cuerpo desde la cabeza hasta la cintura.  La tela era lo suficiente transparente como para notar que llevaba el torso desnudo. Manuel lo observó fijamente y el hombre únicamente le dijo:

– Ya es hora.


VI
–No creo que este sea un buen lugar para dormir.

La severa voz con tono de burla hizo que Manuel abandonara su estado de letargo de manera brusca. Al abrir sus ojos vio frente a él un joven con gesto de diversión sentado en un sillón blanco.

– ¿Cómo dices? –Dijo Manuel mientras se acomodaba en el sofá, tallaba sus ojos e intentaba incorporarse a la realidad.

– Digo que no creo que este bien que duermas  aquí. En cualquier momento pueden llegar y considerarlo como algún “problema” – Contestó el joven mientras leía uno de los carteles, que estaban pegados sobre los muros de la gran sala, que decía “Psicología.”

– Gracias pero no creo que logren ya  encontrar algo  más en mi, se les han acabado las ideas.

– ¿Tan grave creen que estás? – preguntó el joven con media sonrisa en el rostro.

– Si, creen que estoy completamente loco. Ahora suponen que soy alguna especie de zoófago[1].

– ¿Zoófago? Ellos sí que están locos, que concepto tan más bizarro. No entiendo qué fue lo que hiciste para que te nombraran así. – el joven delgado de cabello negro y largo preguntó con risas entre palabras.

– Nada grave, solamente encontré una ardilla muerta y quise sepultarla, eso es todo.

– Todos los días mueren animales y nunca he oído sobre sepulcros para perros o gatos. Que interesante hábito el tuyo de sepultar ardillas.

– Las ardillas son animales muy interesantes, además esta ardilla era especial. – dijo Manuel al tiempo que sacaba su libreta de dibujos de su mochila.

– No entiendo – dijo el chico mientras descubría su rostro de su largo cabello para atorarlo en su oreja derecha.

– Es complicado. Digamos que esta ardilla sabia disfrutar de la música y bailar con los árboles. 

Tras la peculiar respuesta el chico se quedo pensando varios segundos en silencio para después mirar fijamente a los ojos de Manuel y sonreír.

– ¡Ah! Ya entendí.

– ¿Y tú? – cuestiono Manuel buscando lápices en sus bolsillos.

– ¿Yo qué?

– ¿Por qué estás aquí? 

– Lo mío es más sencillo. Mis padres creen que tengo alguna complicación mental sólo porque no hago lo que me piden, me traen aquí para que me dopen y este tranquilo. Vengo aquí desde hace dos años, cuando tenía catorce. Creen que tengo algún déficit de atención mezclado con hiperactividad. La última vez que vine el psicólogo le dijo a papá que tenía un trastorno de personalidad, exactamente me llamó antisocial. – contestó el pálido adolescente.

–Así que antisocial. A mí también me tachan de antisocial, a diferencia de ti yo vengo a este tipo de lugares desde hace 8 años, cuando tenía nueve, y decidí no tener amigos hasta nuevo aviso. Y año con año cada psicólogo encuentra algo nuevo en mi. No me sorprendería si hoy les dice a mis padres que soy sociópata, la verdad les dice lo que quieren escuchar. Y claro mis padres se tragan todo porque no terminan por asimilar mi necesidad de estar solo…a veces. – Dijo Manuel pronunciando la última palabra casi como un susurro.  

– Hay muchas personas que tienen miedo a estar solos porque no soportan estar con ellos mismos y estando en multitud es cuando pueden callar sus pensamientos, fingir lo que no son y evadir sus problemas internos. Lamentablemente el único momento en el que la mayoría de la gente está realmente sola es cuando están muertos y a siete metros bajo tierra, pero para entonces ya no hay nada que pensar. No se dan cuenta que en soledad es cuando más personas conocen.

Las palabras del joven que acababa de conocer hicieron que Manuel pusiera la mirada fija en la nada y pareciera no estar ahí. Después de un lapso de silencio en el que las ideas de ambos parecían dialogar Manuel reaccionó.

– Y tú… ¿Tienes amigos?

–Si… uno. Lo acabo de conocer hoy cuando vine aquí y lo desperté.


VII
El enorme reloj redondo y blanco que colgaba de una de las paredes parecía no funcionar. El segundero avanzaba un grado para retroceder al mismo lugar, sólo se escuchaba el eco del tic-tac a través de la inmensa sala con olor a vainilla. Manuel dibujaba sin parar a la vez que observaba a Sammael, su nuevo mejor amigo.

– Y tus Padres ¿cómo son? – Preguntó Sammael. 

– Pues ni yo mismo lo sé. Mis padres están conmigo y al mimo tiempo no, están pero en simple presencia, nada más. Se la pasan reprochando mi falta de socialización, pero cuando yo quiero expresarles algo parece que se vuelven sordos. Prefieren pagarle a otro para que siente a su hijo en un diván y lo escuche a tener que soportarlo por ellos mismos. Yo no los quiero sino porque son mis padres, lo único que nos une es el código genético, no me han dado razones verdaderas para apreciarlos, soy obligado a llamar padre y madre a dos perfectos desconocidos. – cuando Manuel terminó de hablar arrancó la hoja en la que estaba dibujando para dársela a Samael que lo escuchaba atentamente.






– ¿Y esto? – preguntó Sammael  mientras veía una hoja blanca llena de líneas, figuras amorfas y otras geométricas,  llenas de todos colores en diversas tonalidades.

– Eres tú.

– Ya veo – el chico asintió con la cabeza y doblo el papel en cuatro partes para guardarlo en su bolsillo.

– ¿Y tú qué piensas ser?

– No lo sé – Manuel bajó la mirada y comenzó a juguetear con sus lápices. – la verdad no creo que tenga sentido pensar en una profesión para el futuro, después de todo todos vamos a morir.

– Yo no me refiero a una profesión, me refiero a realmente ser. Es decir sobre qué postura tomara tú alma para estar en el mundo. Pretendes acaso ser locura, diversión, enojo, rudeza o un sueño andante, eso es a lo que me refiero…y sobre la muerte…no creo que este bien que pienses así sobre ella, después de todo la muerte es lo que nos hace apremiar el paso en nuestros ideales ¿Te imaginas poder vivir para toda la eternidad, para siempre? ¡Eso sería absolutamente terrible y aburrido! No lo crees.


VIII
Manuel tenía la mirada hacia la ventana, observaba como el viento movía las hojas del pequeño arbusto  que estaba puesto a manera de ornato en las afueras del consultorio, y que semana a semana había visto crecer.

– ¿Qué esperas Manuel?

– ¿Cómo dices? – contestó confundido.

– ¿Qué esperas para ser tú?

– ¿A qué te refieres? – Reacciono con risas. – yo soy yo ¿Qué no me ves?

– ¿A caso te sientes como tú? Qué no ves que todo desea determinarte, cómo pretendes ser tu si dejas que tus papás controlen tu vida social, tus maestros y compañeros tus medios de expresión y el psicólogo tu subjetividad. Al menos yo llevo poco tiempo aquí, pero tú que llevas casi diez años. Acaso no ves amigo lo que estas dejando que te pase, sólo estas existiendo mas no te encargas de vivir – la voz de Sammael comenzó a subir de volumen, su gesto se tornó agresivo y la fuerza de los ademanes de sus manos se intensificaron, aquel chico misterioso conocía a Manuel mas que cualquier persona. – Corres el riesgo de ser un rey sin corona, apresúrate, el tiempo apremia amigo mío.

Manuel sintió como si algo dentro de él se hubiese quebrado y comenzado a armar inmediatamente. La ansiedad y desesperación lo invadieron rápidamente, hasta que una voz le hizo recuperar el aliento.

– ¡Corre! – gritó Sammael.

Manuel se levantó tan rápido como escucho el grito se su amigo. Se dirigió a la puerta del consultorio y comenzó su huida. Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitían. Al dar vuelta en la primera calle ya se encontraba montado en su ostentoso caballo gris de dos cuernos que trotaba más veloz que nunca. Esta vez el camino no era tan rocoso  y el ambiente tenía un olor a zarzamora. El sol azul eléctrico se encontraba en su punto más alto. De repente el cielo se nubló y la lluvia comenzó a mojar todo. Esta vez el jinete sólo llevaba puesto un casco negro tipo romano, se encontraba desnudo mostrando sus múltiples tatuajes que cubrían gran parte de su cuerpo, tenia mirada profunda y decisiva con un gesto de osadia  y cabalgaba a través del tiempo hacia un destino indefinido.








 



[1] El término Zoofago fue sustraído del libro Drácula de Bram Stoker, que en la novela fue ocupado para designar al paciente del Doctor Seward llamado Renfeild que tenia habitos alimenticios peculiares. Literalmente este término significa “devorador de vida”, y es ocupado para designar las patologías humanas donde se devoran animales vivos con el fin de obtener poder y vitalidad, es estrechamente relacionado con el vampirismo.